
Comunicado del president Montilla sobre la Diada Nacional de 2013
Ciudadanos de Catalunya, Ciudadanas de Catalunya,
En uno días celebraremos, nuestra diada nacional. La celebración del año pasado fue, ciertamente, excepcional, por la importante manifestación popular que se produjo en esa fecha y por las consecuencias políticas que se derivaron.
El tiempo transcurrido desde entonces ha sido muy difícil para todos. En primer lugar, por quienes sufren las durísimas repercusiones de una crisis económica que, en mi opinión, ni Europa, ni España ni Cataluña han afrontado con las medidas adecuadas. Creo que la obsesión por las políticas basadas exclusivamente en la austeridad y la reducción del déficit ralentizan su solución. La falta de medidas de estímulo de la actividad productiva hace difícil la recuperación de la economía, el crecimiento y la generación de puestos de trabajo, aspectos todos estos que deben ser la primera de las prioridades de cualquier gobierno que tenga como objetivo la preservación de la cohesión y la justicia sociales .
También lo ha sido para nuestras instituciones de autogobierno que se encuentran limitadas por los efectos objetivos de la crisis económica y financiera y, también, por la actitud sistemática y premeditada de un gobierno de España que pretende la laminación de nuestras capacidades de decisión y que tiende al retorno a un modelo centralista del Estado que es hoy inviable .
El gobierno de la Generalitat tiene más dificultades, ciertamente, para llevar a cabo la misión que le corresponde, que es gobernar . Es más débil parlamentariamente y no utiliza suficientemente, a mi entender, el diálogo y la negociación como método para la defensa tanto del autogobierno como de las políticas que necesitamos para salir adecuadamente de la crisis económica.
Constato con preocupación la paradoja de encontrarnos en el período de mayor exaltación nacionalista y al mismo tiempo en los momentos de mayor pérdida de autogobierno. Me pregunto si la vía de confrontación con las instituciones del conjunto del Estado es la que da o dará los mejores resultados. Es un hecho que durante estos últimos años se ha abandonado la negociación prevista para el desarrollo de nuestro Estatuto – que sigue vigente – y no se ha avanzado nada en la revisión del sistema de financiación que debería ser aplicable a partir del próximo mes de enero. Ni unos lo han facilitado, ni los otros lo han intentado. Ojalá estas actitudes puedan cambiar.
Me preocupa que más allá de las pasiones desatadas y de la multitud de voces sinceramente esperanzadas en un horizonte mítico que supuestamente debe resolver todos nuestros problemas, la sociedad catalana viva momentos de confrontación que pueden agravarse si las expectativas creadas no se verifican .
Y mientras aumenta la tensión política, institucional y mediática en torno a la independencia, los problemas sociales y económicos de nuestro país se agravan. Creo que, precisamente en la diada nacional, corresponde hacer esta reflexión: nada más importante que aliviar el sufrimiento de los que ven como los servicios básicos – la sanidad , la educación, los servicios sociales , la formación de los parados , la investigación, . .. – Van reduciendo su capacidad de respuesta , mientras se tiene la sensación de que la función de los gobiernos se diluye o se ocupa principalmente de la gesticulación y la controversia estrictamente política .
La diada nacional debe ser, estoy seguro, un momento de encuentro de todos los catalanes y las catalanas. La fiesta será más nacional como más inclusiva sea. Cuanto más sirva para reivindicar la unidad nacional de todos los ciudadanos de Catalunya, piensen como piensen, vengan de donde vengan. La diada se hace fuerte cuando los catalanes nos reunimos en torno a los símbolos que nos son comunes: nuestra bandera cuatribarrada , nuestro himno y nuestras instituciones de autogobierno. Se hará , en cambio, más débil si amplios sectores de nuestra sociedad se sienten excluidos o censurados por no compartir una supuesta solución basada en la independencia .
Hemos de señalar las responsabilidades del gobierno de España y del partido que le apoya en la generación de los problemas que tenemos delante.
No es admisible que se utilice la crisis económica como la gran coartada para destruir nuestras capacidades de autogobierno. Como tampoco lo es que se califique de despilfarro del gasto público de las Comunidades Autónomas y se justifique así la reducción de los servicios públicos básicos, tan necesarios para la equidad y la protección social .
Y tampoco es admisible que la respuesta a un sentimiento de agravio que tiene razones justificadas sea el desprecio o el silencio. Los que gobiernan hoy España deben entender que estamos ante un problema grave. Y que no se trata de un problema estrictamente catalán, sino de un problema del conjunto de España. Y deben saber que la exigencia de respeto por nuestro autogobierno es amplísimamente compartida . No habrá soluciones a los problemas del encaje de Cataluña en un estado común si no se admite esta premisa .
Los catalanes y las catalanas queremos decidir nuestro futuro colectivo. Sé que muchos lo quieren para poner de manifiesto su voluntad de seguir construyendo un proyecto de convivencia federal con el conjunto de los pueblos de España que admita realmente la especificidad nacional de Cataluña . Otros consideran que no hay otra vía que la secesión .
Por eso hay que encontrar las fórmulas que, respetando el estado de derecho, permitan que la sociedad catalana se exprese con claridad y respeto democrático. El acuerdo sobre una consulta legal, que puede hacer posible la Constitución, podría permitir recuperar la vía del diálogo constructivo. No hacerlo así nos abocaría al fracaso ya un futuro incierto .
Barcelona, 6 de septiembre de 2013