
“El reparto del déficit es injusto, arbitrario y solo comportará injusticia y desigualdad”
INTERVENCIÓ DE JOSÉ MONTILLA SOBRE LA DETERMINACIÓ DELS OBJECTIUS D’ESTABILITAT PRESSUPOSTÀRIA I L’ENDEUTAMENT DEL CONJUNT DE LES ADMINISTRACIONS PÚBLIQUES PER AL PERIODE 2014-2016
Señor ministro, señorías, me toca en esta intervención fijar la posición del Grupo Parlamentario Entesa pel Progrés de Catalunya respecto a la propuesta de objetivos de estabilidad y deuda pública para el período 2014−2016, así como la fijación del límite de gasto no financiero para el ejercicio que viene.
Es la tercera ocasión, señor ministro, que en el plazo de un año y medio hemos tenido ocasión de celebrar un debate con un objetivo similar. Digo esto porque conviene recordar que a pesar de la importancia que este acto tiene, en las dos anteriores ocasiones los objetivos de estabilidad y de deuda pública no se han cumplido. Algunos fueron revisados a las pocas semanas, o lo fueron después de una negociación con la Unión Europea tras aquella afirmación de soberanía −todos recordaremos− proclamada por el presidente del Gobierno. Pasó en el año 2012 y ha pasado también el año 2013. Con estos precedentes, ¿por qué nos hemos de creer las proyecciones y objetivos que hoy usted somete a la consideración de esta Cámara, si en el pasado negó cambios que se reclamaban para hacer los suyos, en algunos casos, unos meses después? Solo hay que recordar la reclamación de flexibilización del déficit de 2013 o la demanda de dos años más para cumplir el objetivo del pacto de estabilidad que se negó en esta Cámara y después se negoció con Bruselas.
Recuerde usted, justo hace un año, cuando defendía que el crecimiento de la economía española para 2013 sería del −0,5% del PIB, cuando toda la oposición, los analistas y los organismos internacionales, multiplicaban por tres esta cifra. Usted no se inmutó y después vino la corrección. Por cierto, ahora ustedes prevén un crecimiento positivo del 0,5% para 2014 y el Fondo Monetario Internacional hizo ayer público que su previsión para España es de crecimiento cero. Es cierto que el Fondo Monetario Internacional también se equivoca, es verdad, pero ustedes, a lo largo de este más de año y medio, han acertado bien pocas veces. Y no digo que no se pueda corregir, porque es evidente que hay tendencias en la economía que cambian y esto lo requiere, pero lo que no es de recibo es aprobar unos objetivos sobre los que hay un consenso, no solo de la oposición sino también de otras instituciones, de que no son en absoluto realistas. Y esto es lo que ha ocurrido en el pasado reciente.
Tan bajo es su nivel de credibilidad, que hasta la Comisión europea, como se recordaba en este Tribuna, les llamó la atención por las operaciones de ingeniería financiera de 2012, cuando retrasaron la devolución de impuestos a miles de ciudadanos y de empresas para maquillar las cifras de déficit en el cierre del ejercicio.
El problema de ustedes es que al llegar al Gobierno cambiaron de programa y de política respecto a aquella que habían defendido en la oposición y durante la campaña electoral del año 2011. Lo hicieron con la excusa de haber encontrado más déficit del previsto. Se ve que no leían la prensa, ni los informes de los organismos internacionales, y solo se creían a Elena Salgado. Con esta excusa han intentado justificar el cambio de política y de programa. Quedaron en el cajón del olvido las promesas de no recortar el Estado del Bienestar, los discursos de la pasada legislatura del Partido Popular respecto a la necesidad de preservar de los recortes la sanidad, las prestaciones por desempleo, las pensiones o las propuestas de bajar impuestos. Pero la realidad es que hemos asistido a recortes en todas las políticas relacionadas con el Estado del Bienestar y a la mayor subida de impuestos de las últimas décadas, acompañada de un incremento sustancial de la deuda, que ustedes prevén que al acabar la legislatura supere el 100% del PIB. A eso, ¿se le puede llamar cumplir el programa o cumplir los compromisos con los ciudadanos?
Pero hablemos del techo de gasto para 2014:
¿Son creíbles las previsiones de ingresos y gastos que se realizan por parte del Gobierno?
¿Lo han sido las del año 2013?
Además de revisar las estimaciones de crecimiento, lo que ustedes no han hecho es revisar las previsiones de ingresos y gastos para este año, cómo va a quedar el año 2013. Podemos ver, a pesar de la aportación novedosa que hacía esta mañana respecto al último mes, el mes de junio, pero en los cinco primeros meses el Estado agotó más de la mitad del déficit del 2013 al existir un desfase del 3,17% entre los ingresos y los gastos.
¿Nos encontraremos en el último trimestre discutiendo los presupuestos del año 2014 y a la vez efectuando recortes adicionales de gasto en 2013 para contener el déficit o procediendo a nuevas subidas de impuestos? Porque, de alguna manera, ustedes han ido improvisando, negando una cosa que acababan de realizar o que acaban realizando unos meses después. Y las evidencias son estas, todo bajo ese mantra de la austeridad. En el año 2012 aprobaron un déficit del 5,3 para el conjunto de las administraciones públicas y se acabó en un 10,6, incluyendo las ayudas para la reestructuración del sector financiero, una desviación del doble. La Administración central preveía un déficit del 3,5 y acabó con un déficit del 5,8 sin incluir la ayuda a los bancos.
Las que sí que se ajustaron fueron las comunidades autónomas y las corporaciones locales; las comunidades autónomas pasaron de un déficit del 5,09 al 1,76 del PIB. Y ello, señor ministro, quiere decir un debilitamiento de los servicios básicos del Estado del Bienestar, y quiere decir más desigualdad social.
Una cosa similar pasa, por ejemplo, con la reducción de efectivos humanos del sector público; más del 80% de los puestos de trabajo que se han reducido en esta legislatura corresponden a las administraciones territoriales. Ustedes hacen el discurso de la austeridad y el rigor, pero los que se ven fundamentalmente obligados a practicarlo son otros: comunidades autónomas y corporaciones locales.
Este es el escenario que ustedes dibujan también para los próximos tres ejercicios. Las comunidades autónomas dispondrán solo del 20% del conjunto del déficit de las administraciones públicas para este año; un 17,2% en 2014, un 16,6 en 2015 y un 7% en 2016. Es decir, en 2016 ustedes prevén que el 93% del déficit del conjunto de las administraciones públicas corresponda a la Administración central.
¿Quién está soportando y quieren ustedes que sigan haciéndolo las políticas de austeridad? El reparto del déficit es injusto, arbitrario y solo comportará injusticia y desigualdad.
Es arbitrario porque no se corresponde con el peso de las comunidades autónomas en el conjunto del gasto público que, en el caso de las comunidades autónomas, comporta la financiación de servicios esenciales, como la salud, la educación o los servicios sociales que suponen más de dos terceras partes del presupuesto de muchas comunidades autónomas.
Es injusto porque las comunidades autónomas no disponen de un espacio fiscal propio y no pueden actuar prácticamente sobre sus ingresos y, cuando lo hacen, como en el caso del impuesto sobre los activos bancarios, ustedes lo imposibilitan. Y, además, señoría, es poco creíble. ¿Por qué nos vamos a creer que la previsión de déficit de la Seguridad Social para 2014, por ejemplo, será del 1,1%? Recordemos que hace un año, cuando se realizaba este debate, ustedes preveían un equilibrio de las cuentas de la Seguridad Social para el año 2013. Muchos apuntábamos que ello sería imposible. Hoy ustedes reconocen y prevén ya un déficit para el presente ejercicio del 1,4 del PIB. Ahora bien, ¿por qué prevén tres décimas menos para el año que viene? ¿Habrá más cotizantes? ¿Habrá menos pensionistas? ¿Las pensiones medias serán más bajas?
Y, Señorías, no es creíble. Nos da la sensación de que ustedes primero deciden el techo de gasto y después se ajustan las previsiones de las diferentes variables macroeconómicas para que sean coherentes con ese techo de gasto. El año pasado fue un ejemplo de manual a ese respecto. Si reconocían que la economía caería el triple, todo el escenario se les desmontaba; por eso no lo quisieron reconocer: ni el consumo, ni el empleo, ni los ingresos previstos los hubieran podido justificar con una caída del triple.
Y en esta ocasión pasa algo similar referido a 2014. Con una demanda interna que seguirá cayendo, difícilmente se generará empleo, por mucho que crezca el sector exterior, que lo tiene también difícil dadas las no fáciles expectativas de crecimiento de nuestros socios comunitarios y la previsible caída de los mercados emergentes, como apuntaba un portavoz hace unos minutos desde esta tribuna. Nos hemos de alegrar, evidentemente, de la balanza por cuenta corriente pero en gran parte también –no lo olvidemos- no solo se debe a la competitividad de nuestras empresas sino a la caída de las importaciones.
Señorías, las políticas de ajuste y austeridad carentes de estímulos no ayudan a la necesaria recuperación del empleo y la economía del país y algunas de las reformas tampoco; al contrario, algunas, como la laboral, han facilitado el despido y la bajada de salarios, y al balance del último año me remito. Pero hay otras reformas que ustedes dejan para el final de la legislatura, cuando las elecciones estén en puertas; la fiscal, por ejemplo, que para ustedes será bajar impuestos, o tratar de bajar impuestos, en los últimos seis meses, antes de que los ciudadanos acudan a las urnas, todo ello suponiendo que la situación económica haya mejorado. Evidentemente, creo que todos lo deseamos, aunque no seamos tan optimistas como el señor Montoro.
¿Por qué seguir ignorando el peso de la economía sumergida? ¿Por qué mantenerse impasibles, cuando la presión fiscal es casi ocho puntos inferior a la media europea y la recaudación ha caído como en ningún país? ¿Por qué seguir manteniendo en este contexto de crisis el excesivo peso de las rentas del trabajo de las clases medias y bajas, que soportan el 90% de la presión fiscal? ¿Por qué esperar al final de la legislatura? Esta reforma parece que no toca, que está aplazada. Creo que muchos pensamos que no existen razones, evidentemente, para que eso sea así, igual que pensamos que sí existen razones para no avalar las propuestas que nos formulan: no son coherentes ni consistentes, no son las que posibilitarán con posterioridad la elaboración y aprobación de unos presupuestos generales para 2014 que España necesita para salir de la crisis. Ustedes se limitan –con esto acabo- a cumplir la hoja de ruta que les marcan desde Bruselas, sin excesiva iniciativa ni imaginación y sin posibilitar esperanza más allá de algunas alusiones a que ya estamos…
Gobernar no es ocupar y controlar el Estado o utilizarlo a tu servicio, sino ponerlo al servicio de los intereses de la mayoría, y en esta propuesta hoy, como en muchas otras, realmente pensamos que ustedes no lo tienen presente.
Muchas gracias.
José Montilla
10/07/2013