
«Artur Mas sabe que la consulta no se hará»
«Artur Mas sabe que la consulta no se hará». José Montilla Aguilera (Iznájar, Córdoba, 1955) cree que el proceso iniciado por el Gobierno catalán para decidir el futuro de Catalunya fracasará. Y afirma que los dirigentes que lo han impulsado son perfectamente conocedores de ello. Montilla ejerce de expresident de la Generalitat desde la oficina que tiene asignada, en un piso envidiable de la Avenida Diagonal, donde recibió a Público para abordar algunos de los temas que más inquietan. Esclavo de medios de transporte entre Madrid y Barcelona por el cargo de senador que ocupa desde finales de 2011, su visión sobre el encaje Catalunya-España madura entre una y otra capital, entre el PSOE y el PSC, en español y en catalán. «Las sociedades se mueven», concede. Y la catalana lo hace empujada por un fervor independentista que Montilla observa con «escepticismo» y miedo a que desemboque en «una profunda frustración».
Se encontrará usted a mucha gente que no entiende nada del proceso en Catalunya…
«Y entiendo que no entiendan nada», reconoce. «Entre otras cosas porque el derecho a decidir, como derecho, no existe. Es como el derecho a la justicia social. No existe. Si acaso es un principio democrático, que asumo. Las personas y los pueblos han de poder decidir su propio futuro. Pero el derecho a decidir, ¿en qué artículo de la Constitución está? ¿En qué parte del Estatut de Catalunya? ¿En qué resolución de las Naciones Unidas? Aparece el derecho al trabajo, a la vivienda digna…, que no son fáciles de ejercer. Pero el derecho a decidir, como derecho positivo, no existe».
Sus diminutos ojos, escondidos en unas diminutas gafas, poseen el magnetismo de un hombre cercano, que aparenta fragilidad y dice que no está «para dar lecciones a nadie», pero que se vuelve persuasivo en las distancias cortas. Su posición respecto a la deriva secesionista no es nueva. Y la defiende con pragmatismo: «Los que pensamos, como yo, que Catalunya ha de seguir formando parte de España, sabemos que hay que buscar una fórmula para regular su encaje. Y los catalanes deberemos pronunciarnos. Esto es una cosa posible constitucionalmente. Pero otra cosa es pensar que Catalunya es soberana para decidir su independencia. Lo siento, pero no. Las independencias de los estados se alcanzan de común acuerdo, dialogando y negociando, o por la fuerza. No creo que el Gobierno español esté dispuesto a cederla. Y no creo que tengamos fuerza para conseguirla. Ni fuerza, ni alianzas, ni el derecho internacional de nuestra parte… Soy tremendamente escéptico al respecto. La consulta y el proceso no llegarán a ningún sitio. Y sólo provocarán una profunda frustración».