
De Santillana a Granada
El Consejo Territorial del PSOE, con la participación del PSC, ha aprobado este fin de semana un documento titulado: «Hacia una estructura federal del Estado» que sintetiza, después de un largo debate, las posiciones del conjunto de los socialistas españoles respecto a los cambios institucionales que necesita hoy España.
No ha sido un proceso fácil, ya que los puntos de partida entre las diferentes organizaciones socialistas no eran del todo coincidentes. Pero el resultado es satisfactorio.
Como todos los documentos que son fruto de una negociación y de un pacto, ha habido cesiones por todas las partes y ninguna ha logrado el 100% de sus objetivos. Tampoco el PSC.
Ahora bien, ¿la «declaración de Granada» es realmente un avance, un cambio significativo en la política territorial de los socialistas españoles?
Sinceramente creo que sí.
Retrocedamos 10 años. Al día 30 de agosto de 2003, cuando el secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero, impulsó la declaración conocida como de Santillana, titulada: «La España plural«.
En su momento fue valorada como un avance respecto a las políticas territoriales del socialismo español de los años 80 y 90.
Hoy conviene leerla, y leer al mismo tiempo la de Granada. Sólo así veremos los cambios no menores, sino sustanciales de los socialistas respecto al debate territorial.
Hemos pasado de ni siquiera mencionar el término federal y de apostar por una modificación muy limitada y puntual de la Constitución, a una apuesta por una modificación en profundidad de la misma, de carácter claramente federal.
Entiendo que a aquellos que quieren la independencia de Cataluña, no les interese un proyecto que combina más autogobierno y más reconocimiento nacional de Cataluña, con seguir participando en un proyecto conjunto con el resto de pueblos de España y de Europa.
También puedo entender las críticas de aquellos que dicen que llega tarde, si bien nunca es tarde para dialogar y pactar. Y la política es básicamente eso: diálogo y pacto.
Ahora bien, lo que no se podrá decir a partir de ahora es que más allá del Ebro no hay federalistas ni voluntad de cambio.
Tarde, es verdad, pero afortunadamente cada vez más personas tienen claro que el mal llamado «problema catalán» es sobre todo un problema español.
La opción no es la defensa del actual «status quo» o la recentralización y la involución institucional que defiende la mayoría del PP.
Tampoco la propuesta de los que quieren la independencia, unos mediante pacto, otros prescindiendo de la legalidad. Hay más opciones.
No será fácil, es cierto. Pero no más difícil que la vía secesionista que nos presentan algunos, como si su llegada en 2014 fuera una evidencia incontestable e inevitable. Esto sin hacer referencia a los costes que tendría para la cohesión y la unidad civil del pueblo de Cataluña.
Muchos sabemos que las soluciones fáciles no existen. Pero algunas, después de años de desafección creciente, pueden acabar provocando una gran frustración.
En nuestras manos, las de todos, está el poder evitarlo.
José Montilla Aguilera