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Declaración Del President Montilla Sobre La Diada Nacional 2021

Declaración del President Montilla sobre la Diada Nacional 2021

DIADA NACIONAL 2021

 

Después del paréntesis del verano retomamos el curso político con la celebración de la Diada. Como me gusta recordar cada año, es la fiesta nacional de Catalunya, de todos los catalanes y las catalanas, sean cuales sean sus opiniones, orígenes o preferencias políticas.

Esta celebración es un buen momento para compartir reflexiones sobre las circunstancias políticas, sociales y económicas en las que se encuentra Catalunya y sobre los retos colectivos que hay que afrontar, relacionados con las tres crisis que debemos superar: las consecuencias sociales derivadas de la pandemia, la recuperación económica y la crisis política e institucional.

 

Hemos sufrido – y todavía estamos en una situación de riesgo – una pandemia sin precedentes. Después de muchos meses de sufrimiento y de incertidumbres, parece que empieza a estar bajo control gracias a la vacunación masiva. La gestión sanitaria y epidemiológica ha sido motivo, lógicamente, de críticas y de discrepancias. Pero sería bueno reconocer que estamos ante un éxito compartido. La ciencia y la industria farmacéutica han sido capaces de encontrar, fabricar y distribuir las vacunas. Las administraciones públicas han sabido estar a la altura organizando y desarrollando las medidas de prevención y una eficaz campaña de vacunación. En el conjunto de España las personas vacunadas con la dosis completa ya representan más del 72% de la población total, uno de los porcentajes más altos de Europa.

El gobierno de la Generalitat, que ha ejercido sus responsabilidades, alerta con acierto que no podemos dar por acabada esta vacunación. Hay todavía miles de personas, especialmente entre las generaciones más jóvenes, que no se han vacunado, a pesar de la existencia de dosis y de puntos de vacunación. Les debemos pedir que lo hagan por su propia seguridad, pero, sobre todo, por generosidad y solidaridad con el conjunto de la sociedad.

Ahora bien, las secuelas sociales que deja la pandemia son extraordinarias, a pesar del esfuerzo económico de los poderes públicos. El incremento de las desigualdades ha hecho crecer el riesgo de pobreza y de exclusión social de forma alarmante, como acertadamente advierten las entidades sociales y del Tercer Sector. Catalunya no se lo puede permitir.

Es cierto que la superación de los problemas sociales está vinculada al progreso económico del país, pero las urgencias sociales exigen una reacción inmediata. La agenda social debe constituir la principal de las preocupaciones de nuestro gobierno, por encima de cualquier otra cuestión.

 

La recuperación económica, que hay que orientar hacia un cambio de modelo productivo que tenga presente los retos tecnológicos, la globalización y las cuestiones ambientales, requiere identificar bien las estrategias y los sectores tractores de la nueva actividad. Catalunya dispone de un gran potencial empresarial, científico y profesional para avanzar con éxito.

Contamos con la aportación de fondos europeos y los efectos de rebote que está experimentando la actividad empresarial. Pero no podemos olvidar la elevadísima carga del endeudamiento ni los efectos nocivos de un elevado déficit público de nuestras administraciones públicas que la pandemia ha provocado.

Por todo ello necesitamos una atmósfera de estabilidad política e institucional y, especialmente, un trabajo de entendimiento y colaboración con el gobierno de España y con los agentes económicos y sociales.

 

El tercer reto colectivo es el de la crisis política e institucional. Llevamos diez años de “procés” sin que se pueda hacer un balance positivo de este periodo. Ni el autogobierno ni la cohesión nacional de Catalunya han avanzado. Más bien al contrario, se ha debilitado la cohesión interna y el prestigio de nuestras instituciones.

Hay que reconocer, no obstante, un cambio de clima que es positivo. A pesar de la complejidad de los problemas de fondo, los indultos, la recuperación de los espacios institucionales como por ejemplo la Comisión Bilateral y la convocatoria de la “Mesa de Diálogo”, conforman una oportunidad que tenemos que saber aprovechar. Nadie debería desear que esta ventana abierta a la oportunidad fracase.

 

El diálogo, previo a la negociación y al pacto, requiere recuperar un nivel mínimo de confianza institucional entre los gobiernos de Catalunya y España. Y requiere, igualmente, coraje político de ambas partes para asumir renuncias y para ofrecer propuestas ambiciosas y a la vez realistas.

Necesita, también, que el Gobierno de Catalunya, y en especial su presidente, concentre sus esfuerzos en las tareas de gobierno, evitando que las querellas y contradicciones internas las paralicen y asumiendo la responsabilidad de gobernar para todo el mundo y no solo para los propios. Hoy más que nunca necesitamos que los dirigentes políticos tomen sus decisiones sin subordinarse ni a los golpes de efecto ni a las presiones del corto plazo.

El éxito de este proceso de diálogo, que no puede ser visto como un objetivo a corto plazo, depende en primer lugar de los gobiernos que lo deben impulsar. Pero también de todos los sectores políticos, sociales y económicos que han de acompañarlo y facilitar el éxito. Por eso es igualmente importante que haya un proceso de diálogo paralelo entre las formaciones políticas catalanas, expresión de la pluralidad del país.

El objetivo no puede ser otro que abordar las reformas necesarias para asegurar que Catalunya disfrute de un nivel de autogobierno compatible con sus aspiraciones nacionales.

 

Como he insistido año tras año, la Diada nacional ha de significar un espacio de reencuentro, de inclusión y de reconocimiento de la pluralidad y complejidad de nuestra sociedad. No conviene en el país que los símbolos – señera, himno y Diada – se conviertan en motivo de discordia y división. Convertir la Fiesta en una celebración solo de una parte del país haría daño a la cohesión política y social que tanto necesitamos.

 

Barcelona, 7 de septiembre de 2021

 

Podéis leer el documento: Declaración Diada 2021.

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